La intoxicación alimentaria se presenta después de consumir alimentos contaminados con ciertos tipos de bacterias, parásitos, virus o toxinas. Los más comunes son el estafilococo, la Escherichia coli (E. coli.) o la Salmonella.
Según el Centro para el Control de Enfermedades y la Prevención de la
Intoxicación, unas 200.000 personas entran en contacto con alimentos
'envenenados' todos los días. Pero Philip Tierno, microbiólogo de la
Universidad Medical Center de Nueva York y autor de 'La vida secreta de los
gérmenes', cree que la cifra real se acerca a los 800.000. Y en 4 de cada 5
casos de intoxicación por alimentos, el ataque se produce en casa.
Un estudio realizado por la Unidad de Epidemiología y Medicina Preventiva de la
Universidad de Maryland, en EEUU, revela que muchos de los alimentos que
comemos están infectados. Esta es la lista de los más comunes y lo que podemos
hacer para protegernos de los gérmenes:
Pollo crudo:
Cuando vayas al supermercado elige las aves con
la etiqueta "aire libre". La posibilidad de propagación de virus en
los gallineros es mucho mayor que la de los pollos de granja, que son una
opción potencialmente más segura.
En casa, para ayudar a prevenir las enfermedades transmitidas por los
alimentos, coloca directamente el pollo en un recipiente sin
mezclarlo con otros alimentos del refrigerador. Si has utilizado una tabla de
cortar, límpiala (y el cuchillo) con una solución suave de lejía diluida. En
cuanto a su tratamiento térmico, cocinar las pechugas y otros cortes a altas
temperatura. Si es una pieza entera, mide la temperatura en la parte más gruesa
del muslo.
Carne picada:
Compra carne "tratada por irradiación", lo
pone en la etiqueta. Según los expertos es más seguro porque "la cantidad
de radiactividad inducida es 200.000 veces más pequeño que el nivel de
radiactividad natural presente en todos los alimentos".
En casa: agrega orégano fresco a tus hamburguesas. Los investigadores de la
Universidad Estatal de Kansas mezclaron una gran variedad de especies con la
carne picada para probar sus propiedades antibacterianas, y resultó que el
orégano es un neutralizador del E. coli. La proporción correcta es por lo menos
una cucharada por cada 450 gramos de carne. También afirman que es igual de
importante aplastar la carne para reducir su espesor.
Pavo:
Los expertos recomiendan optar por lo orgánico. En la mayoría
de los casos someten a los pavos a diferentes procesos industriales e incluso
se les suministra antibióticos, una práctica que puede haber alentado el
resurgimiento de bacterias resistentes. Al llegar a la caja, insiste en que el
pavo vaya en su propia bolsa de plástico y coloca toda la carne junta y
separada del resto de alimentos para no contaminarlos con el jugo y la grasa.
En casa: retira cualquier plato o recipiente que haya estado en contacto con la
carne cruda, cocinarla a alta temperatura y si se cae el jugo de la bandeja
límpialo con papel de cocina, no utilices esponjas o similares ya que es el
elemento más peligroso de la casa debido a que los microorganismos pueden
potencialmente vivir en él.
Ostras:
El poder de las ostras como afrodisíaco es exagerado, pero
su capacidad para provocar diarreas no. Entérate de dónde compra el chef más
reconocido de tu ciudad (tienen que proteger su negocio y su reputación, así
que no se la juegan).
En casa, muy simple: come solamente las ostras bien cocidas. Si quieres sorber,
hazlo solo después de leer y seguir los consejos de la etiqueta.
Huevos:
La pasteurización ha reducido la tasa de contaminación por Salmonella en los huevos a solo uno de cada 20.000. Pero aún deja a más de 2 millones de huevos peligrosos en circulación cada año. A menudo, los platos preparados en los restaurantes son de una mezcla de huevos, lo que aumenta el riesgo.
En el supermercado: busca la palabra "pasteurizado" en los cartones y
mira la fecha de vencimiento. A continuación, retira cada huevo y busca las
grietas, los gérmenes pueden entrar después de la pasteurización.
En casa: consérvalos en su cartón, en la parte más fría de la nevera (por lo
general la parte posterior del estante inferior). Después de manipularlos,
lávate las manos.
Melón:
Las abolladuras o contusiones en la fruta pueden
proporcionar una ruta a los patógenos, y el melón pre-cortado no es muy seguro.
En casa: frota la fruta con un poco de lavavajillas líquido suave durante 15 o
30 segundos con agua corriente, y asegúrate de comprar un cepillo de limpieza
de los que se utilizan exclusivamente para limpiar frutas y verduras, de lo
contrario, podría convertirse en contaminación cruzada.
Melocotón:
La fruta es rociada con pesticidas en las semanas antes
de la cosecha para asegurar la piel libre de imperfecciones. Llena tu cesta con
los melocotones que lleven la palabra "orgánico" en su etiqueta.
Aunque también contienen algunos residuos de plaguicidas, pero en cantidades
minúsculas.
En casa: lava la fruta con un cepillo exfoliante y un poco de detergente para
lavavajillas suave para retirar la capa de cera natural que mantiene los
pesticidas. Esto puede eliminar más de la mitad de los residuos.
Lechuga:
Comprar bolsas envasadas que ya vienen lavadas no
significa que estén libres de agentes patógenos. Enjuaga los vegetales de hojas
verdes bajo el chorro de agua. Y cuidado con la contaminación cruzada; nada de
poner la ensalada en el colador donde has lavado el pollo ni secarte
las manos en el trapo que has usado para limpiar el jugo de las aves de corral.
Embutidos:
La máquina de cortar fiambres es la fuente más probable
de contaminación. Sin una limpieza regular, la hoja puede transferir bacterias
de la carne. Pide al charcutero que limpie la máquina antes de cortar, y evita
los restaurantes en los que la carne se prepara en tornos.
En casa: la prueba del olfato es infalible, si huele raro, ¡a la basura! Si vas
a comer un sándwich añade mostaza, mata el 90 por ciento de tres potentes
patógenos Listeria, E. coli, E., y Salmonella.
Cebolletas:
Juegan un pequeño papel en la mayoría de los platos,
pero causaron una epidemia masiva de hepatitis A en 2003. Compra los
refrigerados, la temperatura ambiente pueden desencadenar una explosión de
bacterias.
En casa: abre el grifo a máxima potencia para 'reventar' la suciedad visible.
Mientras aclaras, quita las hojas exteriores para exponer los microorganismos
persistentes y recuerda que la cocción es solo una solución parcial.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario